Tomado de http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8244487.html
Recientemente, el ex ministro Rudolf Hommes escribió en EL TIEMPO sobre la financiación de la universidad pública. Empieza comentando la forma responsable en que algunas universidades públicas regionales han aprovechado los recursos que reciben del Estado a través de una "estampilla"; pero, paradójicamente, después de ese reconocimiento, propone el establecimiento de cobro de matrículas que permitan que esas universidades "despeguen por cuenta propia". Dice que esa es una alternativa que algunos rectores "abominan".
No se trata de una abominación irracional. El ex ministro parte de dos supuestos que hay que revisar. El primero es que la universidad pública está subsidiando a muchos que no lo necesitan porque pueden pagar sus estudios o endeudarse para hacerlo. Eso no está de acuerdo con la realidad. Cerca del 90 por ciento de nuestros estudiantes tienen un ingreso familiar menor de dos salarios mínimos. En el caso del 10 por ciento de estratos más altos, la matrícula es efectivamente mayor y se acerca al promedio de lo que cobran las universidades privadas.
La segunda premisa es que modelos como el que propone funcionan en otros lugares del mundo. Este argumento se ha planteado reiteradamente, pero sin analizar los factores que permiten que esos modelos sean exitosos.
En Chile, las universidades públicas y privadas cobran una matrícula similar y los estudiantes reciben préstamos para pagarla. El sistema funciona porque la cobertura de préstamos es del 100 por ciento (en Colombia, con el inmenso esfuerzo reciente del Icetex, no hemos llegado al 15 por ciento), porque el Estado es garante de los préstamos y porque hay programas adicionales estatales que proveen recursos para modernización tecnológica y laboratorios. Pero, sobre todo, porque el egresado no paga la deuda hasta que su ingreso le permita hacerlo sin poner en peligro la estabilidad económica de su familia, y porque se difiere mientras estudia sus posgrados. A pesar de eso, el sistema chileno está en revisión y tiene problemas serios de sostenibilidad.
En Inglaterra, Alemania y otros países europeos, como menciona el doctor Hommes, se está estableciendo un costo de matrícula que tiene como objetivo principal acelerar la graduación. El costo está lejos del real, alrededor de mil euros al año, y eso en una sociedad con ingreso per cápita por lo menos 10 veces superior al colombiano. En Europa, la educación superior de altísimos costo y calidad es financiada casi exclusivamente por los Estados.
En EE. UU., las universidades privadas pueden ser extraordinariamente costosas, pero hay una enorme red pública de calidad equivalente en la que los estados corren con más del 50 por ciento del costo de sus ciudadanos y tienen además un sistema de apoyo financiero que da una beca a los estudiantes de bajos recursos o un préstamo a los que puedan asumirlo. La cobertura de préstamos es del 100 por ciento de los que lo solicitan y el ingreso per cápita y los salarios iniciales son muy altos. Además, hay recursos federales y estatales para apoyar la investigación, el crecimiento, la modernización tecnológica y la infraestructura. Incluso, la matrícula cubre solo una fracción pequeña de los costos de las universidades.
Hay otros ejemplos de cómo financiar estudios superiores con los esfuerzos de los estudiantes y sus familias. Pero hay también ejemplos que demuestran que una inversión decidida del Estado en una educación superior de calidad mejora el potencial de desarrollo de los países y es el principal determinante de la movilidad social y de la equidad.
El problema en Colombia no es que haya algunas personas que no participen en los costos de su educación sino que hay muchísimos jóvenes que no podrían hacerlo. El Estado, con su inversión en las universidades públicas, hace un esfuerzo para compensar, al menos parcialmente, esa situación de inequidad. El cobro a quienes hoy son "subvencionados" desestimularía el estudio en los estratos socioeconómicos más bajos, disminuiría sus posibilidades de formación de posgrado y limitaría sus opciones de calidad al tamaño del préstamo que puedan adquirir.
* Rector de la Universidad Nacional
0 comentarios:
Publicar un comentario